Soluciones de bioseguridad, antes y después del COVID-19 en Honduras
Por: Héctor Bonilla, CEO de Alerta Máxima Honduras

El Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) de Honduras contabilizó hasta principios de octubre un total de 83.146 contagiados y 2.504 fallecidos por COVID-19, lo que sitúa al país como el tercero en Centroamérica con mayor número de enfermos y muertos. De ahí la importancia de las soluciones de bioseguridad en Honduras.
Esto quiere decir que la curva de contagio no disminuye. Por este motivo, todos los esfuerzos que se realicen con soluciones de bioseguridad en Honduras para trabajar en pro de la salud de las personas no serán en vano.
Durante la pandemia por COVID-19 se ha podido percibir cómo las personas han sido resilientes frente a una situación inesperada y sin un precedente cercano en la historia moderna.
En consecuencia, se pudo conocer cómo la tecnología, en la que tanto se ha invertido tiempo y recursos durante años, ayudaría a las personas a sobrevivir frente una pandemia de esta magnitud.
Aquí ha jugado un papel muy importante lo que conocemos como seguridad electrónica: los sistemas integrados de videovigilancia, control de acceso, domótica, automatización y ahora las soluciones de bioseguridad.
En Honduras, el Gobierno ha tomado algunas medidas de bioseguridad basadas en las sugerencias que la OMS ha dictado para la protección de las personas frente al coronavirus COVID-19. Algunas de estas son:
- Contar con alfombras con alcohol y gel para limpieza de zapatos.
- Utilizar alcohol y gel para desinfectar las manos.
- Tomar la temperatura al ingresar a los establecimientos comerciales y edificios.
- Controlar el aforo de las personas en lugares donde se deben diligenciar trámites.
- Ubicar marcas en el suelo para controlar la separación entre las personas (distanciamiento social).
- Portar mascarilla obligatoriamente.
- Restringir la circulación según la terminación del número de identificación de cada persona.
Otras de las recomendaciones que hizo la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se enfocaron en limitar las aglomeraciones, así como la suspensión de eventos locales recurrentes y planificados de naturaleza religiosa, deportiva, entretenimiento, cultural, judicial o política.
Asimismo, restringir/prohibir reuniones sociales en restaurantes, bares, bodas, funerales, propiedades privadas (por ejemplo, celebraciones familiares).
Adicionalmente, las medidas relacionadas con la suspensión de actividades educativas presenciales y el cierre de los lugares de trabajo también fueron incluidos en estos planes de mitigación de la pandemia.
Los minoristas de alimentos (por ejemplo, los supermercados) debieron continuar operando con medidas de control del público implementadas (por ejemplo, un número limitado de clientes admitidos en las instalaciones en un momento dado, manteniendo la distancia entre los clientes que esperan para acceder a las instalaciones y pagar).
Por todo esto, es necesario mencionar por qué la tecnología se convirtió en el mejor aliado de las personas para que esos cierres principalmente en el ámbito laboral no se realicen totalmente y han permitido el regreso paulatino a la nueva normalidad.
En este punto haremos un paralelo entre la solución que ofrecían las compañías de seguridad antes de febrero del 2020 y cómo se transformaron para ayudar a que la vida no se detuviera por completo, en especial para lo que conocíamos como actividades cotidianas.
Videovigilancia (cámaras de seguridad) antes y después del COVID-19:
Algunas de las aplicaciones más comunes eran la protección de parqueo, áreas vulnerables y de valor. En la actualidad se utilizan para controlar cuánta gente puede estar dentro de un local, por ejemplo.
Estas cámaras llevan el control de cuántas personas se encuentran dentro de un establecimiento, así como las que salen, y de este modo se generan notificaciones cuando la capacidad está al máximo permitido y las personas afuera deben esperar a que haya cupos disponibles
En cuanto a la detección de rostro, se usa la cámara como control de acceso. Así, el dispositivo detecta si la persona está autorizada o no para ingresar a un edificio. Una vez que la persona es permitida, el sistema hace que la puerta se abra para que esta ingrese.
Controles de acceso como soluciones de bioseguridad en Honduras antes y después del COVID-19:
Con las recomendaciones de la OMS, las cuales sugieren que las personas eviten al máximo el contacto con superficies que muchas de ellas tocan, en la post pandemia se ha reemplazado el botón de salida que se oprimía con el dedo por botones con sensores que detectan presencia de un visitante y no requieren fricción.
En la actualidad, se han direccionado los esfuerzos hacia la automatización de puertas para que abran sin necesidad de tocarlas. Con ello, el lector biométrico de huella, que era el más utilizado por su seguridad y precio, ahora está siendo reemplazado por tecnologías como el lector de tarjetas de proximidad para evitar el contacto.
Además, se están usando los detectores faciales que ya incorporan lector de rostro con detección de mascarilla y medidor de temperatura.
Antes, las puertas se debían halar o empujar; ahora se instalan motores en las puertas para que se abran sin tocarlas.
Alarmas contra fuego y robo antes y ahora como soluciones de bioseguridad en Honduras
Aunque pareciera que estos sistemas no tienen mucha relación en la actualidad con lo que a la pandemia compete, en el tema de bioseguridad post COVID19 nunca se puede bajar la guardia, puesto que los incidentes pueden darse de forma inesperada y la protección de los bienes y las personas siempre será una prioridad.
Durante la cuarentena, cuando las empresas e instituciones educativas estuvieron cerradas, los sistemas de protección contra incendio y robos fueron un aliado primordial para que los dueños de las compañías y administradores de edificios estatales tuvieran la certeza de que los vándalos que aprovechan cualquier oportunidad para cometer actos delictivos se mantuvieran al margen y no fueran un tema adicional por el cual preocuparse.
Servicio de monitoreo antes y después del COVID-19:
Al igual que los sistemas de alarma contra robo e incendio, los servicios de monitoreo antes y después de la pandemia debieron estar al orden del día para que las personas se mantuvieran en casa, seguras de que sus compañías estaban protegidas por circuitos de seguridad que no los dejarían a la merced de la delincuencia.
La pandemia generó incertidumbre en las personas y aún parece un tema que no está totalmente controlado. Sin embargo, con ayuda de la tecnología y del uso adecuado de los recursos, las personas podrán tener la certeza de que sus bienes y, lo más importante, su salud, van a estar protegidos por sistemas electrónicos que ahora son implementados para cumplir con funciones que inicialmente no estaban contempladas, principalmente en soluciones de bioseguridad en Honduras.